viernes, 12 de agosto de 2011

Terapia de Juego



Hay muchas cosas que me fascinan de mi hija, ya no por ser mi hija, si no porque através de ella descubro esa parte de nuestras vidas tan intensa que sucede tan rápida y que debería de ser sagrada que es la infancia, descubro como los niños consiguen sacarnos de nuestro ostracismo y enseñarnos que nosotros, también pasamos por ahí.

Dice Rebeca Wild en “Educar para ser” que muchos niños juegan muchas veces para “depurarse” o curarse. Hacen lo que se llama terapia de juego. En nuestra familia como sabéis por este blog, como en todas, nuestra pequeña vino a “recolocarnos”, a hacernos crecer y através de ella, nuestros días son una aventura maravillosa llena de dudas. Muchas se van disipando porque ves que en efecto ella es más ella y más feliz así, otras están ahí y eso es lo bonito. Muchas veces nos pasa lo contrario, ay! Aquí no lo estamos haciendo bien y ella nos lo hace saber. Sin culpabilidades, gracias a mucho trabajo terapéutico, y sin estudios absurdos y sesgados.

En casa somos muy de representar, nos gusta jugar con ella, quizás más a su papá (a los papás en general?) juego simbólico, y representaciones como digo, desde que era muy pequeñita, quizás algo hiper estimulada, por qué no? pero feliz. Mi hija sigue necesitando mirada y juego con sus figuras de referencia, aunque también empieza a querer espacio, pero como todo va llegando poco a poco y si se está atento, las señales son claras: papá y mamá están ahí, mirándome sin dirigirme (no le gusta nada!) y eso me hace sentir bien, contenida, aunque a veces empiezo a echarlos de más!!

Pero hay algo que no cambia y es la terapia de juego. Gracias a esas representaciones que hace desde muy pequeñita, a esos “roll play” que hacemos su papá y yo, ella reproduce y reprocesa malos momentos vividos (sobre todo entre ella y yo), aunque no todos, eso es cierto. Hay algo que no soporta nuestra hija y es vernos enfadados, a su padre y a mí, entre nosotros (aunque lo disimulemos!) o con ella. Ahí va una escena: Volviendo en coche de O Grove a Ourense estas vacaciones, le entraron ganas de hacer pipí, hacía media hora le había quitado el pañal (que se lo ponemos a veces en viajes largos) y no pensé en reponerlo ya que no pensé que fuera a querer a hacer pipí de nuevo. Ella estaba un poco abrumada por el traslado, ya que desgraciadamente el tema logísitico se me da mejor a mí así que cuando me ve ausente se “dispara”.

El papá ni corto ni perezoso decidió parar en una autovía, es cierto que había arcén grande, visibilidad, no había quitamiedos y tierra, pero aún así no me gustó la idea y me asusté. Así que temiendo por la seguridad de los tres me enojé bastante, luego me tocó llamar a mi hermano y justo en ese momento ella no estaba de humor. Pues ese mismo día a la hora de comer, cogió un aparato que tenemos para ahuyentar mosquitos (que afortunadamente no nos pican casi nunca) y lo consideró un teléfono y así mientras jugábamos mientras otras comían llamó a una mujer (yo) y le dijo:

-Hola hola, sí, qué tal? Bien bien Ah! qué tienes una hija? No me digas! Ah Sí? Y te molesta a veces verdad? Sí, no te deja hablar por teléfono? Ya ya

A mí se me cayó en alma a los pies y me clavó los pies en la tierra.

La maternidad consciente es eso, o al menos creo yo, el saber leer que es lo que pasa, el vernos imperfectas pero no conformistas, el querer aprender, el ser conciente del yo atrapado como un pájaro enjaulado que tenemos dentro, ese carácter que nos forjaron desde pequeñitos, eso que se nos trasmitió, qué difícil es quitárnoslo de encima y no trasmitirlo a su vez. La maternidad no es algo teórico, o una corriente filosófica, es el día a día, y el día y la noche para las que amamantamos. Pero ahí están ellos, para recordártelo, para decirte mamá, por aquí no, mamá, no seas tan permisiva aquí, mamá hazme caso en cuerpo y alma, mamá no seas así conmigo. Estas se pueden recibir o no, depende de cómo tengamos sintonizado el canal y muchas veces, de nuestros propios recursos. Por eso reclamo desde aquí una maternidad tranquila, llena de sonrisas, de mirada, de consciencia y contención para nuestros hijos y para con nosotros mismos.

4 comentarios:

  1. amén a tu reclamo...yo también me apunto

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  2. Hola PAtricia,
    Si te apetece pásate por mi casita a recoger un regalito
    http://crianzacorporal.blogspot.com/2011/08/premi-ando.html
    Abrazos veraniegos!

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  3. hola, hace poco que te he descubierto. me ha encantado tu forma de entender el juego-crianza.
    Desde luego los niños aveces nos dejan sin palabras...

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  4. Gracias a las tres! A ver cuando cuelgo los premios! y gracias a "aprendiendo" por tus palabras!

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