viernes, 30 de septiembre de 2011

¡36 horas sin teta!

Después de 37 meses de "teta continua", la verdad se me hizo raro. Fue una sensación agridulce: Agria porque sentía que me faltaba alguien y dulce porque sabía que ese alguien estaba bien así, o al menos lo parecía.

Resulta que este jueves 22 vino la abuela de Catu, mi madre. Ya este verano pudimos comprobar que las dos tienen buena relación, curiosamente coincidió con la jubilación de mi madre que pudo dedicarle a su nieta las poquísimas horas que se ven algo de tranquilidad, de atención mínimamente concentrada, ya que cuando Catu era bebé mi madre no le hacía demasiado caso (no hay que perder de vista que estas personas se criaron en la firme convicción de que los bebés “no se enteraban de nada”)

Ahora es diferente, claro, Catu ya habla, ya se expresa, deja muy claro que lo que quiere, lo que le gusta, así que ya no hay “escapatoria” y parece que la relación fluye, a base de helados, dulces, parque etc etc, preguntándome a veces quien cuida de quien. Además Catu siempre supo que quería a su abuela y su amor si es incondicional.

Así que a pesar del tremendo trancazo y la migraña que me atenazaron estos últimos días el papá de Catu y yo, viendo que no pintábamos nada como “no compradores de helados” nos fuimos a dar una vuelta la noche del viernes 23, la primera en más de 3 años. Ese día dado que yo estaba muy cansada y mi madre andaba por casa, Catu no pidió teta, también durmió con mi madre las dos noches. Le encanta! Así que me pasé 36 horas sin darle teta a mi hija, que ni mucho menos me tomé como un destete, ya que hemos vuelto a la carga con fuerza.

Ya digo que la sensación fue rara, se me hizo extraño y definitivamente me percaté de que mi hija se empieza a “separar” de su mamá y digo empieza porque aún nos queda un largo camino que recorrer juntas!

Curiosamente me disponía a traducir un fantástico artículo sobre destete, pero Eloísa me ha sorprendido con este, completísimo!. Yo siento que mi hija sigue teniendo “agujero de madre” y es que hacemos lo que podemos con lo que nos ha tocado vivir a nosotras, como madres. La lactancia es ese momento fantástico que ayuda a taparlo, no lo es todo, claro que no, puede haber problemas de vínculo auténtico muy duros, pero no lo vamos a negar, su valor físico y emocional son muy grandes.


2 comentarios:

  1. Patri, ese momento en el que vemos que nuestros pequeños empiezan a alzar el vuelo es agridulce, verdad? lo disfrutamos con cierta nostalgia. Y estoy totalmente de acuerdo contigo en que la teta ayuda a tapar esos "agujeros de madre" (me ha encantado el termino) si se acompaña como dices con amor, respeto y presencia.

    Besotes!

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  2. Pues sí, criamos a los hijos para la vida, no nos pertenecen y cuando vemos que se van separando de nosotros experimentamos sentimientos contrapuestos aunque en el fondo estamos orgullosas de nuestra labor.
    Saludos!

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