Un día, en el Expreso Soria - Monteverde
vi subir a un hombre con una oreja verde.
Ya joven no era, sino maduro parecía,
salvo la oreja, que verde seguía.
Me cambié de sitio para estar a su lado
y observar el fenómeno, bien mirado.
Le dije: “Señor, usted tiene cierta edad;
dígame, esa oreja verde ¿le es de alguna utilidad?
Me contestó amablemente: “Yo ya soy persona vieja,
pero de joven sólo tengo esta oreja”.
“Es una oreja de niño que me sirve para oír
cosas que los adultos nunca se paran a sentir:
oigo lo que los árboles dicen, los pájaros que cantan,
las piedras, los ríos y las nubes que pasan;
oigo también a los niños cuando cuentan cosas,
que a una oreja madura parecerían misteriosas…”
Así habló el señor de la oreja verde,
aquel día, en el Expreso Soria-Monteverde.
Gianni Rodari
Hermoso relato!
ResponderEliminarQué bonito!
ResponderEliminarQue bonito!!
ResponderEliminarSí, es muy lindo...lo encontré por casualidad en un documento sobre Francesco Tonucci. Al parecer Rodari iba a hacer el prólogo de su libro "Con ojos de niño" pero falleció días antes.
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