En su libro "Madres e Hijas", Christiane Northrup expone la evolución emocional, física y espiritual de una mujer, la vida, en definitiva, con una hermosa alegoría. La compara con una casa con su sótano que sería la gestación y el nacimiento, primera planta con habitaciones divididas en septenios hasta los 42 años y una segunda planta hasta que nos llega la muerte, también dividida en septenios (el 7, ese número mágico). En este capítulo viene a exponer que no todos tenemos la suerte de pasar de habitación y mucho menos de planta, ya que nuestra educación patriarcal represiva o en exceso permisiva (ya sabemos que tan perniciosa es una cosa como la otra) no nos ha dotado de rescursos, nacidos del amor para crecer y evolucionar. Muchas, estamos todavía en la primera habitación, la de los 0-7 años, aunque nos vistamos con el disfraz de otro personaje: el resolutivo, el implicado, el pasota, el introvertido, la víctima, el victimario. Nuestras necesidades y sentimientos siguen viviendo ahí.
El hecho de haberme convertido en madre y haber superado retos nada recomendables como la falta de apoyo logístico y el cansancio, el hecho de haber creado un proyecto pedagógico entre varias familias para mi hija, el hecho de criarla todos los días, me ha puesto delante el espejo y me lo ha dicho claro: No pases a otra habitación en "falso", descuélgate ese personaje de madre informada, insumisa y combativa si antes no arreglas y redecoras la habitación anterior. Es cierto que los seres humanos somos un cúmulo de sutilezas y que los resultados no son matemáticos (esto lo explica muy bien la antroposofía), pero también lo es que todos y todas sabemos lo que nos remueve, lo que nos hace sufrir, lo que nos somete y nos paraliza.
Muchas son las corrientes pedagógicas que afortunadamente escapan de la negrura de las de antes, que, como en la reciente y maravillosa Campaña de Save the children promueven el respeto y la generosidad para hacer de nuestros hijos niños estables, felices, críticos y sanos física, emocional y mentalmente. Blogs, como el mío, corrientes, porteo, colecho, libros maravillosos, neurociencia (por fin la ciencia acompaña al amor) madres que dejan sus trabajos, lactancia materna, todas ellas aspiraciones hermosas y dignas, pero...¿qué hay de nosotras mismas? ¿Qué hemos vivido? ¿Qué nos ha faltado? ¿Hasta dónde podemos llegar? ¿Reconocemos nuestras sombras? ¿Vivimos llenas de rabia, resentimiento y rencor? ¿Tenemos dolencias físicas y psicológicas? ¿Compulsiones? ¿Quién era mi madre? ¿Y mi padre? ¿Y mis abuelos? ¿Y los abuelos de mis abuelos? ¿Quién es mi pareja? ¿Qué me une a ella?
Sí y solo sí pasamos de forma saludable a otra habitación con acompañamiento, ayuda, amistades, compartiendo las sombras y maternándonos a nostras mismas, solo así no nos daremos contra una pared una y otra vez con nosotras mismas, nuestros hijos, y la vida en general. Creo, bajo mi punto de vista y mi experiencia, que no podemos pretender hacer "vuelo alto" sin hacer uno raso primero. No podemos "colgarnos" ni "colgar" ninguna tendencia educativa a nuestros hijos y dejarnos la piel, porque no obtendremos nunca ningún resultado si antes no arreglamos esas habitaciones, poco a poco, sin exigencia y con cariño, sin repartir culpas y asumiendo nuestras responsabilidades. Solo así no se desmorornará la "tramoya" en el momento menos pensado. Madres y padres. Solo así sabremos que es respeto, de que modo se respetan nuestras necesidad por parte del sistema en el que vivimos: calidad de vida, aire, agua, inquitudes, atmósfera, servicios sociales, economía justa y solidaria y por ende, reconoceremos de que manera respetan y respetamos las de nuestros hijos: una de estas necesidades es su educación, fuera de nuestro personaje, para que ellos también respeten ( a los demás y al mundo en el que han nacido) y se respeten. No es casualidad que en los sitemas de salud energéticos, milenarios, se cura a bebés e hijos pequeños, actuando sobre la madre. No podemos esperar un hijo o hija emocionalmente maduro y estable, si sus padres no lo están, o "escapan" de ellos mismos, o se disfrazan.
Recuerde qué hacía, qué sentía, qué cosas le alegraban y qué cosas le
dolían. Intente mirar al niño que tiene con los ojos del niño que fue. Dice Carlos González en el blog the Save the Children
Solo y solo nosotras tenemos la responsabilidad de no culparnos y no culpar a quien ha hecho lo que creía mejor para nosotras. Solo nosotras tenemos la responsabilidad de enfrentarnos a nuestros dragones dejándonos ayudar y cuidar y cuidánonos a nosotras mismas. Solo nosotras tenemos la responsabilidad de reconocernos en nuestro estado, maternarnos a nosotras mismas y amarnos para poder amar sin condiciones, por el simple y enorme placer de estar mejor día a día, ponernos la mano en el corazón y saber qué nos está diciendo, por dar a nuestros hijos a alguien genuino, que está ahí cuando nos necesitan sobre todo si estos son pequeños, para poder empatizar de verdad y no como una postura, para poder educar dese la confianza y el vìnculo. Solo nosotras tenemos la responsabilidad de reconocer las violencias cotidianas, en nuestro sistema en general, con nuestros hijos. Solo nosotras tenemos que responsabilizarnos de nosotras mismas y tratar de acercarnos a la verdad y a la consciencia un poquito más, qué pintamos realmente en este mundo y para que hemos venido, día a día.
Esas habitaciones del primer piso de las que habla Northrup con el sótano, la base, han de reconocerse en su debilidad y mala calidad y saber que a partir de este reconocimiento, se pueden arreglar con tesón y cariño, buscando un maternaje personal. Absolutamente todos y todas, llevamos en nuestra memoria genética las contradicciones y la destructividad del patriarcado, que además crea adicción y del que no es fácil escapar, esta memoria genética, llena de desamparos y carencias nos mantiene enfermos, sumisos o rabiosos viviendo en esas habitaciones de nuestra primera infancia y adolescencia.
Estupendo post!!! Me lo leeré repetidas veces para interiorizarlo todo lo que pueda.
ResponderEliminarGracias Patricia!
Pati que post tan grandioso! Estoy contigo, lleva mucho trabajo pero es cierto que todo cambio exterior y para el mundo requiere de un cambio primeramente interno, con uno mismo, barramos nuestra propia casa antes de querer barrer la de otros.
ResponderEliminarGracias, como siempre.
Muy cierto y duro todo lo que comentas. Hace unos dias estuve en un círculo de mujeres y cuantas emociones y vivencias olvidadas, relegadas, odiadas, cuanta rabia y falta de comunicación con nuestros padres y cuidadores en general....mientras estemos "faltas" de SER, será dificil dejar la libertad para que nuestros niños puedan SER por si mismos. Es un trabajo necesario. Me han entrado ganas de leer!!! Beso amore.
ResponderEliminarPatricia!!!! Necesitaría hablar contigo. Soy Sonia de "Sonia y el camino hacia..." Por favor si puedes escríbeme a mujeresdecuento@gmail.com y te cuento en detalle. Un beso linda!! Eres grande!!
ResponderEliminarEntraba en tu blog buscando algún libro interesante, Nur esta en una fase muy intensa de encarnación, salida de colmillos (y todavía nos quedan las muelas) y a sus 28 meses hay días que estoy súper perdida.
ResponderEliminarComprare este libro, me encanta su autora así que muchas gracias!!
Yo espero mucho hasta decidir ser madre, trabaje muy duro para sanar las heridas de mi pasado, perdonar, reconciliar, aceptar. Eso me ha ayudado infinitamente en la maternidad. Pero siempre queda algo que vivir cada día, donde son nuestros hijos quienes son muestran más nítidamente en el espejo que son todo lo que podemos aprender. Me uno a este post con sinceridad y entrega, cuando llegue a Madrid lo compartiré, con tu permiso
Un abrazo grande Patricia!!
Noraya
"El Rumor de las Libelulas"
Bonita, no he tenido el momento adecuado de decicarle al blog la energía que quería. el libro está muy bien, pero fíjate que justo de los dos a los tras años tiene cosas como lo de "time out" que no me cuadran, unas espcie de "doma" que no me gusta. Esa edad es la primera adolescencia, como bien dice Yolanda González los límites con amor sirven de poco porque no les llegan, y yo me acuerdo que el mundo de la fantasía pues tampoco, era un desafío constante que muchas veces son llamadas de atención a que nosotros nos conectemos también con nosotros mismos. Así que...sí, cada día es un reto, sin duda y cuanto más amor, determinación y paciencia tengamos con nosotros mismos y con ellos mejor, en los espacios de nuestra sociedad es complicado. Todo pasa, ellos son sabios y nos entienden si les dejamos ver nuestro corazón, yo veo que lo que más les despista es que sintamos algo, pensemos otra cosa y hagamos otra.
ResponderEliminarUn enorme beso a las dos.
Hola preciosa,
EliminarYa me he dado cuenta de algunas cosillas del libro, pero finalmente voy destilando y adaptandome a mí misma y a Nur, como he ehcho hasta ahora.
Me ha ayudado mucho muchísimo "El niño feliz", libro que también descubrí en u bl. este libo está sinificando mucho para nosotras ahora.
También he recuperado "Los temperamentos en las relaciones humnas", de Rosa Barocio, que complementa perfectamnete con el libro de Dorothy Corkille...
Gracias por contestar, sgeuiré pasándo me por aquí.
Ileana es hermana del alma, la lectura te va a encantar.
Un abrazo,
Noraya
El de los temperamentos es una pasada, pero también dice que hasta que no tenemos 6-7 es pronto para llegar a ninguna conclusión (yo no dejo de pensar que tengo a una colérica-sanguínea en casa!)los libros ayudan, pero más ayuda el conocernos verdad?
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