miércoles, 31 de octubre de 2012

Crianza y ciclo menstrual




El ciclo menstrual en la mujer, ese que hace que podamos ser madres y mujeres, dura aproximadamente lo mismo que el ciclo lunar, 28 días.

Hay mujeres que les dura un poco menos, otras un poco más, varía por temporadas y por las más diversas causas. Nuestro cuerpo, espíritu, mente y emociones  cambian durante esos 28 días, todo está conectado, no “estamos” distintas porque estemos en tal día en concreto, si no porque tal día nos muestra esa parte de nosotras, otra parte de nuestro SER. Entre la menstruación y la ovulación creamos un óvulo, es la fase folicular, nos solemos encontrar creativas, ejecutivas, extrovertidas, con ganas de hacer y relativizar, quizás más optimistas e inspiradas, le damos pocas vueltas a las cosas, sencillamente, hacemos. Durante la ovulación tenemos un pico de estrógenos y testosterona que nos hace elevar la líbido. En la fase lútea, esto es, la que va de la ovulación hasta que menstruamos, tendemos a ser más evaluativas y reflexivas, soñamos cosas que nos hablan de lo que nos preocupa, tenemos pensamientos turbulentos sobre partes de nuestra vida que nos disgustan, somos más mecánicas pero también muy creativas. Esta parte del ciclo menstrual no existiría sin la otra y viceversa, es como la naturaleza y los ciclos de la vida en general. En cuanto a su relación con la crianza, quizás en la fase lútea nos mostremos con ganas de tenerlo todo más ordenado, nos irritamos con más facilidad, no tenemos paciencia y tendemos a no relativizar, y esto es, porque entre otras cosas nuestro cuerpo, nuestro yo, en general necesita una tregua, un descanso, apartarse y en nuestra sociedad sobre todo si se es madre de un bebé o un niño pequeño, no es fácil ni está bien visto. En otras culturas muchas mujeres se retiran a sus viviendas durante los días de la pre-menstruación y de la menstruación.

Nuestras relaciones con los demás varían y nuestros hijos no son una excepción. Tomar conciencia de qué momentos pasamos en nuestra vida de mujer y aceptarnos con naturalidad, valorarnos en cada momento, sacando partido a nuestro potencial nos puede ayudar a nosotros y a quienes están con nosotros, reclamar nuestra necesidad de descanso, hablar, dialogar, informar de qué nos pasa, cómo nos sentimos, pedir ayuda o reordenar nuestras prioridades con consciencia pueden ser claves en la fase lútea. Las mujeres no estamos anestesiadas. En el libro los “Momentos Óptimos de la Mujer” la autora, Miranda Gray, desglosa esos dos momentos en cuatro y nos explica como sacarle partido a cada uno. Me está sirviendo y gustando!

1 comentario:

  1. Patricia preciosa!!
    Qué buena entrada, qué útil y verdadera! Como siempre, me apunto el título del libro, sí señora, creo que este respeto hacia nuestros propios ciclos tiene que ver con el cómo nos sentimos a veces con nuetsros hijos... muchas gracias por recordármelo, con tu permiso comparto la entrada!

    Un abrazo!!

    Noraya
    "El Rumor de las Libélulas"

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