¿Cómo expresar que es la maternidad y la paternidad conscientes? Tratando de responder a esta pregunta he encontrado la respuesta a través de mi hija en estos, hoy, 40 meses.
La RAE, con la que no siempre estoy muy de acuerdo, define consciencia como:
1. Conciencia
2. f. Conocimiento inmediato que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones.
3. f. Capacidad de los seres humanos de verse y reconocerse a sí mismos y de juzgar sobre esa visión y reconocimiento
Los niños vienen con una misión clara y directa: hacer observar a sus padres su propia existencia, son redentores, ellos nos ha elegido a nosotros.
De repente nace un niño y comenzamos a abrir puertas, unos antes, otros después, otros nunca. La puerta de nuestros antepasados, los vemos, sin juzgar, en prudente lejanía emocional, sus vidas, su sufrimiento, sus carencias, sus alegrías, nos vemos a nosotros, nuestra gestación, nuestro parto, nuestra infancia marcada por los designios de la destructividad y el patriarcado al que no debemos estar agradecidos ni agradecidas, nuestra falta de mirada, nuestro desamparo, nuestros vínculos, pobres, materialistas, inseguros, sustentados en una moral que si bien a veces es benévola otras no lo es tanto.
Y ahí están ellos y ellas, más allá del discurso ilustrado "de libro" parto+ lactancia+colecho+porteo+respeto, para hablarnos de lo esencial no ya por ellos, si no por la humanidad entera, cuánto tenemos que aprender para trascender, para ir más allá, buscar más que nuestra humanidad, nuestra divinidad, para llenarnos de amor y alegría, la alegría de vivir. Ahí están ellos para decirnos: papá, mamá, estoy sufriendo, me pongo malito continuamente por todo, tengo alergias, qué pasa con mi sistema inmune? tengo síndromes, tengo problemas, miedos, no sonrío, lloro con frecuencia y para conseguir cosas, me accidento con frecuencia, como porquerías, pego, me pegan, respiro aire contaminado, me hago pipí por la noche, me conformo, me adapto a esto ¿qué te ha pasado a tí para que yo esté así? ¿Por qué no miras más allá? ¿Qué ha pasado con tu instinto?
Los niños nos ayudan a reconocernos, a reconocer el mundo y el planeta en el que vivimos, el aquí y el ahora y reconocerlos a ellos, educarlos con ejemplo y amarlos como son porque ya nos están haciendo el enrome favor de darnos millones de pistas sobre nosotros mismos: de repente vemos el paisaje de nuestras vidas de modo diferente cuando están aquí. Nos ayudan a aprender que es SER y la consciencia es un camino sin retorno.
Por eso no gusto de llamar a esto ma-paternidad con apego o crianza natural o corporal porque es algo del plano de las palabras, intelectual. Prefiero referirme a ma-paternidad consciente, desde nuestras sombras y limitaciones, no desde el derrotismo de sabernos imperfectos si no desde la filosofía feliz de la superación y el avance, que nacen muchas veces del lodo, como el loto y que hacen que cada amanecer sea distinto. La ma-paternidad consciente es conocernos, ser conscientes del costo de nuestras propias crianzas, todo lo que hemos tenido que tenemos que “pagar” a nivel corporal, espiritual y emocional, y del costo que tienen nuestras decisiones para con ellos, asumiéndolas con amor hacia nosotros mismos y ellos, pero con consciencia, sin culpa, no es incompatible.
Nos damos cuenta de que no valía de nada el “creer que pensábamos” ni el “pensar que sentíamos” si no que tenemos que sentir de verdad todo lo que no hemos sentido hasta ahora (enojo, rabia, tristeza, violencias, desamparo) por ellos y por el mundo, y, desde la consciencia, intentar ser felices y hacerlos felices a ellos. Nuestras lágrimas, cuando son bebés, nuestro cambio, profundo muchas veces, son la puerta a su liberación y plenitud de vida.
Recoger sus señales, recoger sus signos, por sus padres y sus madres o quien esté a su cargo es la gran responsabilidad que tenemos en la vida, va poniendo los ladrillos, pocos, pesados, dolorosos y muy despacio y sin pausa de una vida mejor, para hacer de ellos personas plenas, con capacidad de criterio, inconformistas, felices, disfrutando en el intento, para crear un mundo mejor, empezando por nosotros mismos: sus padres y sus madres. No desaprovechemos esta oportunidad este año que comienza, comienza todos los años.