lunes, 3 de octubre de 2011

Por la conciliación, si es que existe los primeros años.




¡En la semana mundial de la lactancia materna que en España se celebra del 2 al 9 de Octubre!

Gracias a Ira por esta inicativa con la que mi hija y yo nos sentimos plenamente identificadas.


Tardé mucho tiempo en poder escribir sobre esta etapa de mi vida, la recuerdo como una de las más dolorosas, si no, la más, de mucho sufrimiento más que dolor, de brusco encuentro con una misma y con la sociedad en la que vivo, como dejé plasmado en las primeras entradas de este blog. Recuerdo con horror la presión de la incorporación a mi trabajo, horror del que tomé conciencia más adelante. Después de prolongar como pude, con vacaciones y horas de lactancia mi permiso de maternidad, me incorporé un 23 de febrero, cuando mi hija contaba con seis meses recién cumplidos.

Las primeras noches, que pasaba yo sola con ella fueron muy duras, yo me ausentaba por las mañanas y aquellas cuatro horas que dormía del tirón pasaron a convertirse en tres, o incluso dos o una. Noches interminables llenas de despertares reclamando mi presencia física y emocional. Madurgones, agotamiento y mi cuerpo lleno a rebosar de porlactina y progesterona, en resumen, atravesando mi puerperio. Muchas veces me preguntaba si estaba sola en eso. Veía y veo a mujeres a mi alrededor en mi misma situación que no parecían, digo parecían, estar pasando por nada similar, o resignadas a este respecto. Oía hablar de Estivill, o de cunas en otras habitaciones, Biberones, Ibuprofeno y te preguntas si al final en el lote “madre trabajadora fuera de casa” iba incluido todo eso y yo no estaba más que volando demasiado alto, aspirando a demasiado en esta sociedad. En este sentido y al cabo de unos meses encontré en Internet mi tabla de salvación, los foros. De repente me percaté que no estaba sola, que había mucha gente como yo, exactamente con mis mismos problemas, compartirlo me ayudó muchísimo.

Me sentía sola, enfadada, agotada, sorprendida de que criar con un mínimo de apego trabajando fuera fuese tan desgarrador y de repente me dí cuenta del enemigo que tenía delante, esta sociedad que hemos creado, en un país que se supone progresista y avanzado.

En vez de aceptar o asumir, luché y viví en tensión muchos meses, comencé a cogerle manía a mi hija por las noches, ya que además tardaba en dormirse y vivimos episodios muy desagradables. Recuerdo bien su carita de bebé inteligente y desconcertado ante mis salidas de tono, mi rabia y mi nerviosismo, apenas tenía paciencia y la tensión era tal que era ya incapaz de dormirme porque sabía que al poco se iba a despertar. Tampoco ayudó el hecho de que mi menstruación ahora dolorosas y acompañadas de un síndrome premenstrual muy marcado aparecieran al disminuir la demanda. Algo a lo que pensé que nunca me acostumbraría, ahora miro atrás y me sorprendo de la capacidad que he desarrollado para entender todo lo que le sucede, aún así siempre me he debatido entre mi bienestar que estuvo al límite y está durante largo tiempo, y el suyo.

Ninguna teníamos ni tenemos a culpa de nada, al final somos todos, la sociedad, la que poco a poco debería de entender que eso que llaman conciliación, no existe, al menos los primeros años de vida de una criatura. O se renuncia por un lado, o se renuncia por otro, de repente me dí de bruces con la cruda realidad, llena de necesidades creadas, entendí porque se somete a los bebés y a los niños a torturas conductistas a la hora de alimentarse o dormir, entendí porque se les manda a las guardería, y se les despierta tan temprano, actitudes que nacen muchas veces hechas desde el amor, siempre desde la ceguera o la sumisión.

Sí podría caber un trabajo por horas, dónde no se tuviera que madrugar o a donde se pudiera ir con el bebé. Si hubiese voluntad política… se sabe que un permiso por maternidad prolongada, constituye una inversión social a largo plazo en un país, así nos luce el pelo a nivel global. Mi hija tuvo la bendita suerte, de hecho estaba premeditado, de quedarse con su padre por las mañanas, pero esos momentos de angustia se nos han quedado ahí clavados. Y un sentimiento de culpa que tardé tiempo en desembarazarme de él, no entendí la dinámica en la que vivíamos, por qué hay que generar tanto sufrimiento en las madres y en los bebés.



Pero no cayó en saco roto, gracias a ese momento comencé a desempolvarme a mi misma, a la infancia que me había tocado vivir y al mundo en el que me tocó crecer.








3 comentarios:

  1. Wau Patricia, me ha encantado esta entrada, cruda y sincera...
    Estoy pensando en escribir una entrada, últimamente ando un poco revuelta... (así es como me suele llegar la inspiración, jeje). Mi caso es un poco diferente, realmente yo puedo quedarme con Nur y de hecho lo está haciendo y no la llevo a la guardería, pero mis vecinas dicen "pobrecita, todo el día con la niña" y yo lo llevo bien, aunque con días de cansancio y de tensión exactamente como los describes aquí... queremos etener otro hijo pero últimamente estoy teniendo muchas dudas... estoy un poco desconcertada...
    Bueno, a ver cómo voy resolviendo esto...

    Un besito muy grande!

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  2. Bueno, imagínate, sola por las tardes y las noches, madurgando, y con lactancia nocturna.

    Es curioso, sabes que cuando los peques llegan a la edad de la tuya las mamis entramos como en una especie de "crisis" acabo de contestar a un correo de una amiga, que está igual que tú...y por cierto, las guardes ayudan poco a que la cosa cambie, más bien al revés.

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  3. Hola Patricia!
    Yo estoy con Nur todo el día, me levanto al amanecer cuando ella se despierta y Alex pasa la mañana con nosotras, empieza a trabajar a las 2 y vuelve por la noche a las nueve y media. Así que estoy todo el día con Nur. Pero feliz.

    He descartado el tener otro hijo por el momento y me he quedado en paz y ahora estoy disfrutando de nuevo, agradeciendo lo que tengo, la familia que estamos creando y lo bien que lo pasamos cuando nos tratamos con respeto.

    Sigo profundizando el lo importante que es respetar los procesos creativos de Nur, así que por supuesto mientras pueda descarto la guardería por lo menos en uno o dos años.. queremos llevarla directamente a la Waldorf, si Dios quiere.

    Un besito linda y gracias por tus comentarios!!

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