martes, 21 de junio de 2011

El blog de un papá

Catuxa durmiendo su siesta a los pocos días de nacer.



Hace tiempo me sorprendí gratamente con este blog que os voy a presentar. Son cada vez más los blogs de mamás en la red, ahí compartimos y nos desahogamos ya que por desgracia, muy pocas personas que nos rodean en el día a día piensan como nosotras: los foros, los chats, en facebook (las hay que no lo tenemos por no digitalizar más nuestras vidas)... Las mamás, sí, pero…¿y los papás?




Mi hija va a cumplir tres años en dos meses. Me parece que con los dedos de una mano (quizás alguno más de la otra) podría contar a los papás que realmente he visto implicados en esto de la crianza respetada. Está claro que muchos no están en ello ya que es todo un reto a nivel personal, otros están en la sombra, en este acaso diríamos que "detrás de una gran mujer con bebé hay siempre un gran hombre" y que los primeros años de crianza sabemos lo mucho que esto hace falta.




Las mamás que decidimos criar así, sabemos que no necesitamos a una pareja que llegue del trabajo o de donde sea como un soldado herido pidiendo compasión, si no con alguien empático, que se preocupe de su bebé y de la mamá que observe y actúe, que se comunique y le conceda algo espacio a esta.




Muchos salen de esa sombra y deciden salir a la palestra, pocos pero algunos lo hacen, y es toda una gran labor personal, porque a muchos les cuesta abrir el cajón de su propia infancia y mostrárselo al mundo sin poder evitar el enojo y el dolor inicial: Apoyan redes, forman asociaciones, reclaman una nueva masculinidad sin dejar de ser hombres y se esfuerzan día a día por no caer en el control y el autoritarismo con sus propios hijos y eso ya es un gran mérito.

Desde que nuestra hija nació y en tiempo record ha habido grandes cambios en la vida de su padre y la mía. Cosas y temas sobre los que no teníamos la más absoluta consciencia nos sorprendieron como sumamente importantes y viceversa. De repente empezamos a encontrar un montón de cosas superfluas y otras no tanto. Nuestra generación post-dictadura en este país fue de las primeras en carecer de maternaje profundo, adobarse en televisón y salpimentarse en el consumismo más feroz.

Sobre la marcha nos hemos ido equivocando y aprendiendo, los dos nos dimos cuenta de que nos podíamos enojar con nuestras propias familias, sin culpar a nadie ni victimizarnos por las muchas torpezas cometidas hasta la fecha desde el amor condicional. Todo empezó desde que decidimos concebirla y que viniera al mundo de la forma más respetada posible, no encontramos apoyos ni complicidad pero nos lo debíamos a nosotros mismos y a ella. Después de un embarazo que fue el comienzo del fin para muchas cosas, queríamos empezar bien.




Pasan los años y todo lo aprendido va dejando poso. Es cierto como bien sabéis l@s que leéis este blog que nuestra relación está en un reto constante, ya que muchas veces la díada madre-bebé-niña que optan por una crianza digamos “slow”, a veces y esto será algo que nos suene a muchas, no es suficientemente sustentada. Pero hemos aprendido a pedir el uno del otro a decir lo que necesitamos. Ya que cuando uno escoge este modo de criar, tiene que hacer más equipo, dejar atrás los dictados patriarcales de que la mujer ha de complacer primero al hombre necesitado de cariño y luego a los hijos que serán hombres y mujeres necesitados, a sú vez y así hasta el infinito.



Es cierto también que somos felices viendo a nuestra hija pero estamos aprendiendo a hacer de esto algo más democrático para los tres, mirarnos el uno al otro y descubrir que nos gusta del otro. Sin renunciar nunca a ser nosotros mismos, como padres, porque nosotros somos lo que fuimos más todo esto que nos está pasando, viendo como vamos creciendo, como vamos cambiando nuestras vidas, aprendiendo día a día de nosotros mismos (de ahí nuestro enojo) de nuestras propias reacciones con ella. Ahora estamos aprendiendo a darle espacio a que se abra al mundo, que sepa que tiene el regazo de su madre (lo sigue necesitando mucho, y lo respetamos) y de su padre pero que hay todo un mundo y una tierra por explorar y del que aprender.


Por eso es importante no renunciar a todo lo aprendido, desde nates de ser papás, si no darle una nueva óptica, desde la crítica y desde la autenticidad que es como son los niños, auténticos, con sus alas.

“That fucking attachment parenting” término que conocemos bien, (The Baby book fue el primer libro que compramos y nuestra tabla de salvación ante críticas y presiones externas) es un blog de un padre que decidió salir del armario con su particular “mala leche”. El título del blog "papitoequivoca" viene de la sorpresa que produce en nuestra hija desde los dos años y medio cuando los "mayores" nos equivocamos. Sí, los mayores nos equivocamos, claro que sí.




Una rara avis que dedicó su tiempo con muchísima paciencia todas la mañanas a su hijita de seis meses que lloraba echando de menos a su mamá que era yo.




El blog tiene la huella de un padre que aprende a organizar su vida pero que no quiere dejar se de él mismo con sus gustos y aspiraciones, igual que tampoco queremos criar niños y niñas en serie, quiere hacer ver que se puede amar sin renunciar, aunque muchos de estos gustos estén aparcados o nos hemos sorprendido con otros nuevos. Todos los post los acompaña de un vídeo musical, como no podía ser de otra manera.

Estamos ahora embelesados con los “Pudiós hiciós y haigas” y siempre nos sorprende como va aprendiendo nuestra hija, calladamente, poco a poco y nosotros intentamos acompañarla con toda la alegría que podemos, aprendiendo los unos de los otros, de nuestros errores como confundir respeto con falta de contención, de dar espacio... y muchas cosas más.

Gracias Diego.



domingo, 19 de junio de 2011

Indignación en la Infancia

Nuestro modelo económico, inhumano e insostenible, atenta de lleno contra los más débiles, entre ellos, l@s niñ@s, futuros adultos. ¡Hasta cuándo!



miércoles, 15 de junio de 2011

El Instituto Madrileño del Menor y la Familia se queda sin argumentos.

No puedo dejar de publicar esto en el blog. Aunque sé que la gente que se pasa por aquí está concienciada con estos temas puedo tener la suerte que alguien por curiosidad entre y se entere. Por eso lo publico!

Ha salido a la luz el informe del IMMF sobre la razones de la separación de la joven marroquí Habiba de su hija Alma.

Yo recuerdo cuando Catuxa tenía 15 meses...recuerdo que había días que no podía ir ni al baño sin ella, máxime tratándose de una madre curranta fuera de casa como yo. No me puedo imaginar a Alma y su desesperanza infinita en este momento.

Tres prestigiosos pediatras rechazan con sólidos argumentos este informe, argumentos sustentados por datos oficilales, esto para descreídos del sentido común de que dar amor, comprensión y contacto a un bebé es lo natural y que necesitan cifras, estadísiticas y que venga respaldado por alguna organización internacional.

Por favor, devuélvanle a su madre a la niña.

Aquí se pueden leer las opiniones de estos pediatras, entre los que se encuentra el maravilloso Adolfo Gómez Papí y obtener más información.
http://todossomoshabiba.blogspot.com/

Se puede llamar a la fundación raices y preguntar como ayudar.
http://www.fundacionraices.org/

martes, 7 de junio de 2011

Intervenir o no, esa es la cuestión.



El caso de Habiba nos ha puesto a todo@s los pelos de punta. Conozco a Ibone Olza desde hace años, ella probablemente no se acuerde de mí pero yo me acuerdo bien de ella. La ví en varias ocasiones, en charlas, como la de Prospe a la que fuí con mi incipiente barriga de embarazada, es amiga de la cuñada de una buena amiga que acaba de parir hace poco y con la que habló de como quería que fuese su parto (sin mucho éxito). No la conozco en profundidad pero me merece confianza.

Y por qué digo esto? Porque por lo que tengo entendido los equipos de psicólogos de este tipo de servicios no separan así como así a una hija, tan pequeña, de su madre. Mi cuñada trabaja en estos temas desde hace años, tiene callo, hace visitas a hogares...hace un trabajo que yo jamás podría hacer, o sí, no lo sé. Muchas veces le he preguntado que se hace con un maltrato, dónde acaba ese niño o niña, como saber que es lo "mejor", siempre me contesta lo mismo: que solo en casos extremos se separa a los niños de sus familias. Yo no sé a lo que se refiere con "extremo", claro. También desconozco como actúan estos servicios en la Comunidad de Madrid, que visto lo visto con casos como los de los Centros de Menores y fundaciones como O'Belén o Nuevo futuro me dan pie a la más absoluta desconfianza. Con los años estoy aprendiendo a no fiarme de todo lo que leo y menos aún de la fugaz y efímera red de redes, que ya le hace competencia al televisor, pero no sé por que, no veo porque no he de fiarme de esto que me ha llegado. Con el tema de la lactancia a demanda puede pasar de todo por muchos cerebros dolidos. Como con el homeschooling.

Indignarse y colaborar sentados en la silla delante del ordenador es muy cómodo, y sirve, ya está demostrado que sí. Pero me gustaría abrir un debate, se que mucha gente visita este blog, (no tengo medidor de visitas, no lo tenía en mis blogs anteriores, reconozco que tengo un "EGO 2.0" muy pobre;)) por ello os pido que si podéis me contéis que pensáis y así generar un debate.

Os cuento una historia de hace aproximadamente un año, sucedió en julio del año pasado. Una vecina me contaba que en el patio trasero de mi casa, un patio de manzana muy amplio con árboles y parque de un barrio de clase media-alta de Madrid (no la nuestra!), en varias noches había oído los gritos desesperados de un nene o nena a primera hora de la noche y primera de la mañana, yo le decía que no lo había oído y es que por aquel entonces estaba embotadísima por la falta de sueño y el cansancio de criar a una bebé lactante prácticamente sola y madrugando.

Pero justo el día antes de irnos a Galicia de vacaciones Catu y yo (su papá se quedaba trabajando), ese día de julio, Catu se durmió pronto, algo poco habitual en ella, así que me levanté de la cama después de dormirla y me quedé cerrando la maleta, cuando por suerte o por desgracia oí al peque.

No os podría describir el horror, sin duda era un niño de unos 2-3 añitos (o una niña!) encerrado en su habitación que llamaba desesperado a su padre y a su madre, yo me compungí de tal manera que incluso pensé en despertar a Catu e ir a investigar por lo portales, pero me corté al final. No me podía quedar de brazos cruzados y llamé a la policía, con disgusto, pero la llamé.

Enseguida llegó una patrulla aquella calurosa noche. Subieron a casa, fue algo surrealista porque Catu estaba sopita total y no se enteró de nada ya que incluso entraron en nuestra habitación a ver si se oía también por ahí, pero oh! fatalidad, los gritos, que ya se oían exhaustos, habían cesado. Yo insistí mucho en que no era el llanto de un nene atendido un llanto de rabieta o o por algún dolor o porque simplemente no le apetecía dormir, era el llanto de un niño abandonado, les insistí mucho en esto y me pidieron por favor que los llamase de nuevo si los volvía a oir.

Las luces de la patrulla captaron la atención de los vecinos cuyas terrazas dan a la calle y salimos varios cuando los polis bajaron a investigar (por aquel entonces Catu se despertaba al poco de dormirse así que yo estaba pendiente de eso también) los vecinos me preguntaban que qué hacían ahí así que les expliqué la historia, cual fue mi estupefacción, todos los "asomados" lo habían oído, algunos decían que que niño más pesado otros que cuando España había ganado el mundial había estado gritando más de dos horas. Al menos no había sido yo sola la que lo había oído! ¿Pero qué había hecho la gente? Nada.

Yo preferí no decir nada y me centré en la "investigación". Nada, habían llamado a varios portales y nadie había oído nada. Pero cómo es posible? No daba crédito.

Esa misma noche cuando se fueron (no pegué ojo) preparé unos cartelitos para pegar por el barrio al día siguiente y antes de irnos al norte, puse a Catu en el fulard (por aquel entonces le seguía gustando aunque cada vez menos) y allá que nos fuimos a pegar carteles, intentando que si alguien los volvía a oir que por favor hicieran algo. Aquel mes mi amigo Miguel Jara publicó mi experiencia en su blog.

Ya en otros post hablé de la tolerancia al sufrimiento infantil y a la intolerancia a la expresión de este, que está tan arraigada. No tengo que retrotrarme a julio del año pasado, ese fue un caso extremo, solo tengo que acodarme de ayer, por ejemplo, entrando en el metro, por la mañana, un peque de unos 20 meses con una mochilita andando detrás de su madre, una tía que iba hecha un pincel, lloraba desesperado y ella le amenazaba que le iba a cerrar la puerta si no corría más.

Qué hacéis en estos casos? Sabemos que ante cualquier expresión de violencia entre adultos se reacciona, que empeiza a calar la intolerancia contra la violencia doméstica, pero que pasa con los niños y las niñas? Cómo reaccionáis vosotr@s? Intervenís? Si lo hacéis...¿Cómo? o dejáis que fluya, a lo zen? Yo he ido aprendiendo, ya me concentro más en la estupefacción de mi hija si es que estoy con ella. No sé hasta que punto me gusta exponerla a estas cosas, si no tenemos televisón justo porque he tardado tanto años en entender que la consciencia no tiene por que estar reñida con la innecesariedad de tener que ver tantas cosas desagradables, (aparte de lo poco que aporta) ¿es la calle una excepción?

Este debate lo tuvimos depués de una de las jornadas de la Serrada, en concreto después de la conferencia en la de las raíces de la violencia, no encontré posturas contundentes, si se putualizó que el maltrato físico ensombrecía al resto de ellos, pero encontré mucha confusión con este tema, como la que yo tengo ahora.

Si queréis firmar pidiendo que reúnan de nuevo a Habiba con su hija a través de la WEB Actuable, os dejo el enlace. Más información en la web de Ileana Medina
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