lunes, 15 de julio de 2013

Hasta aquí puedo darte, hija mía



Este Post lo escribí después de decidir destetar a mi peque, con sus cuatro años y medio, allá por febrero 2013...ahí va!!!! En cuanto tenga un ratillo, escribiré sobre mi nueva vida, con trabajo nuevo y casa nueva!

Estos días ando a vueltas con este tema, el de los límites y el de la contención. Comencé a abordarlo con Yolanda González hace ya dos años, cuando me dijo que se estaba encontrando con muchos niños desesperados que venían de "crianzas respetadas" por faltarles "tierra" bajo los pies. Y este es un tema que en este tipo de discursos, no sé muy bien por qué, se elude o se vadea.

Después de una charla con la pediatra de Catu por el tema de su destete con su cuatro años y medio, con la terapeuta, mi querida Marián discípula de la Gutman y otra mucha gente, he tocado de nuevo el tema de la CONTENCIÓN.

Los hijos crecen y los padres y madres que crecen con ellos y con sensibilidad a estos temas compartimos un leit motiv en nuestras conversaciones, un lugar común del que no conozco a nadie que no haya estado llegado un punto, la confrontación de sus deseos y los nuestros.

El mostrar nuestros deseos propios o hacia ellos (contando con las circunstancias de la crianza), mucha gente lo interpreta de un modo traumático por las razones que expondré después, es lo que les ayuda a saber que cuentan con algo debajo de sus pies. Cuando faltan vienen la rabia, el miedo y la cooperación destructiva.

Muchas veces (sobre todo en el caso de las mamás) nuestros límites son algo difuso porque entran muchos factores.
  • Factores como la culpa. Por ejemplo: he pasado tiempo sin verla y la sobrecompenso, desde ese lugar, el de la culpa, o desde el "no quiero hacerle lo que me han hecho a mí" muchas veces totalmente inconsciente (Sobre el tiempo se podría abrir otro debate, ya no estamos en continuum y presencia física no siempre es presencia espiritual, máxime en esta época de nuevas tecnologías e idilios con móviles y ordenadores, por lo tanto a estas alturas si cabe hablar de cantidad y calidad, creo yo"Solo yo sé lo que necesita y conmigo está mejor que con nadie". Falso, nuestros hijos crecen, si todo ha ido bien necesitan del mundo tal y como es, eso no tiene por que significar entregarlos al sistema ciegamente.
  • La paupérima identificación de las necesidades propias cuando los niños van siendo mayores. De este pie flaqueamos todas por la educación y crianza que hemos recibido, vivimos en una desconexión brutal.
  • El confundir respeto al niño con exceso de poder en ciertas decisiones, ya no son bebés y se acabó aquella poética (comienza una nueva!) no saber decir que no, o "no puedo, hijo" de una forma decidida, amable y cariñosa, nos provoca un gran batiburrillo que incluso hace que acabemos enfadas con nosotras mismas, nos llenemos de rabia y la proyectemos en el niño (ellos sí detectan todo con mucha más claridad)
Como bien dice Laura Gutman, los niños tiranos no existen, existen madres y padres con necesidades propias sin identificar y sin tratar o directamente sin ellas, o necesidades falsas que emergen de carencias, eclipsadas por las de su hijo que las va generando para tener a sus padres contentos. Y ahí está el quid de la cuestión ¿ De dónde emergen nuestras necesidades? ¿de nuestro ego infantil narcisista e insatisfecho o desde la madurez y el orden interno? Ahí es dónde debemos trabajar. " Necesito que vayamos a tal sitio a buscar una cosa, y necesito que tú me acompañes porque no puedo dejarte sola" "Necesito salir un rato" "Necesito hacer la comida" "Hace mucho sol y vamos a salir un rato a que nos de el aire" "Necesito trabajar en esto" "Necesito que te vistas para poder ir a la escuelita", puede ser igual de verdadero que el "me encantaría que hoy fuésemos a la piscina" . Incluso podemos necesitar sentir que no necesitamos nada y podemos y debemos necesitar sentir que no sabemos lo que necesitamos, y verbalizarlo, con honestidad. El "Mamá puede hasta aquí" de corazón y sin automatismotambién es un legado interesante que dejar a nuestros hijos para que no nos miren con lástima (muchas personas miran así a sus madres), si no con el regocijo de que lo que hicimos lo hicimos con placer y no desde el sacrificio y la anulación. En su reacción ahí estaremos, acompañando, su frustración, su cansancio, su decepción. Estaremos ahí.

Es curioso que a través de nuestros hijos y con total inconsciencia volvamos otra vez a ponernos el "yugo" que teníamos con nuestros padres y del que paradójicamente queríamos escapar, y, lo peor, a los peques les provoca un enorme sufrimiento ya que al saber que no lo tenemos nada claro con nosotros mismos, cooperan para que "nos aclaremos" ¿De que forma? Sobre todo expresando mucha rabia y desazón "viendo a ver" hasta donde pueden llegar para que nos aclaremos, nos aclaremos no con ellas, si no con nosotras mismas. Ellas necesitan esa "tierra" debajo de los pies para crecer seguros. El estar a bien con una misma, quererse, tolerarse, respetarse, nutrirse y gustarnos, debería de ser lo primero, porque por extensión nuestros hijos serían los siguientes. 

"Los amigos" dibujo de Catuxa- Nov 2012
Claro que hay que abordar el tema del respeto, ya lo intentamos desde que son bebés, del respeto, del nutrir desde la desnutrición por nuestro contexto sociopolítico, de su necesidad de contacto, empatía, de cosquillas, risas, escucha activa, sin juzgar, pero tengamos en cuenta que el tema de los límites aparece cuando se encuentra con el límite del prójimo, no desde la adultocracia si no desde sus necesidades, (ahora entiendo más que nunca eso de que Dios no te da lo pides si no lo que necesitas) que en una casa son todos sus miembros, en una escuelita, en la calle y en la vida y se han de acordar entre todos. Por eso comulgo tanto con Rebeca Wild en su libro "Libertad, límites, Amor y Respeto" ella mejor que nadie lo expresa y lo explica.

3 comentarios:

  1. Hola Patricia,
    quería dejarte por aquí un enlace a una página que estoy haciendo sobre manejo respetuoso de rabietas, hemos incluido algunos artículos de Yolanda González... Si te gusta sería genial poderla enlazar desde blogs como el tuyo, para que pueda difundirse una nueva forma de abordar este asunto... www.rabietas.com
    Ya me dirás qué te parece,
    un saludo!
    María

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  2. Hola María! comulgo mucho con Y. González y su corriente Reichiana, me encantaría difundir este tipo de abordajes, tan necesarios. Un besote

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