jueves, 3 de febrero de 2011

Celebrar la primera Menstruación

Dar la Bienvenida a la Menstruación

por Sophia Style

Imagina que eres una niña de trece años. Vamos a hacer un breve recorrido por diferentes culturas del mundo para conocer algunas maneras de celebrar tu primera menstruación.

Imagina que eres una niña Apache. El día que empiezas a menstruar, te sientes muy orgullosa porque sabes que todo el pueblo va a celebrarlo contigo. Vas a la cabaña de tu madrina con una pluma de águila para darle la noticia. Ella te va enseñar todo lo que necesitas saber para convertirte en mujer. Primero vas a una cabaña especial, y te quedas sola durante un tiempo. Haces un ayuno para limpiar tu cuerpo. Cuando estás lista, tu madrina te explica que te ha bajado la regla porque ahora eres fértil y podrás tener tus propios hijos. Te enseña muchas cosas sobre la menstruación, la fertilidad, la sexualidad, la contracepción y los rituales femeninos. Mientras estás aprendiendo con ella, las mujeres te hacen un vestido especial. Tu madrina te prepara para tu ceremonia, enseñándote un baile especial. Por ultimo, hay una gran celebración con toda tu comunidad. Recibes muchos regalos y bendiciones, y después, como “dadora de vida”, das tus bendiciones a la tribu.

Ahora vamos a la tribu Aiary, en Brasil. Cuando anuncias la llegada de tu primera menstruación, toda tu familia y tus amigos se juntan contigo. Tu madre corta simbólicamente tus trenzas de niña, y todos te piden un pelo para la buena suerte. Durante un mes, hasta tu próxima menstruación, solo puedes comer pan y pescado, para purificar tu cuerpo y tu mente. Al llegar tu segunda regla, tu padre se levanta al amanecer y canta una canción especial, invitando todo el pueblo a una fiesta donde puedes comer todo lo que quieras!

Continuamos nuestro viaje, cruzando el océano Atlántico. Llegamos a Nigeria, a la tribu Tiv. El día de tu primer período, tu comunidad te ve como dadora de fertilidad y portadora de buena suerte. Caminas sobre todos los campos de tu pueblo, bendiciendo el suelo y propiciando una gran cosecha. Durante una ceremonia en tu honor recibes un tatuaje de fertilidad bajo tu ombligo. A partir de ahora lo enseñas orgullosamente a todo el mundo, mostrando que ya no eres una niña.

Ahora cruzamos el Océano Índico y acabamos nuestro recorrido en Sri Lanka. Aquí tomas un baño especial el día que llega tu primera regla. Con ello dejas de ser niña y sales del baño como mujer joven. Llevas un vestido blanco, el color de la iniciación. Tu familia prepara una celebración en la que recibes muchos regalos y deseos para una vida feliz, sana y próspera.

Volvemos a la cultura occidental. Aunque vivimos en un contexto completamente diferente, podemos encontrar en estas historias ideas e inspiración para este momento tan importante en la vida de una niña. Algunos de estos ritos todavía se practican hoy, otros se han perdido. Sería fácil romantizarlos, y ni siquiera sabemos exactamente como estas niñas han vivido estos acontecimientos. Pero lo cierto es que en la sociedad moderna empezamos la menstruación con presupuestos y actitudes muy distintas.

A través de varios grupos de mujeres de Inglaterra, Canadá, Estados Unidos y el Estado Español interesadas en redescubrir la mujer, hemos compartido nuestras primeras experiencias de la menstruación. Salvo unos padres que abrieron una botella de cava, todo el mundo a nuestro alrededor respondió con una mezcla de vergüenza, secreto y trivialidad – cuanto menos se hablara de ello mejor, excepto para darte algunas toallitas sanitarias. Sentimos una gran falta de información, y una gran falta de reconocimiento del cambio que estaba sucediendo dentro de nuestros cuerpos y emociones. A la vez sentimos ilusión, curiosidad, excitación, orgullo, confusión, miedo, tristeza y pena. Todas sabíamos intuitivamente que algo estaba muriendo —que de alguna manera era el fin de la infancia y se abría un mundo nuevo y desconocido. En los momentos de transición en la vida, como el nacimiento y la muerte, los seres humanos siempre necesitamos reconocer y honrar estos cambios en un entorno social con algún tipo de rito.

En el caso de la primera menstruación, es un acontecimiento que en nuestra sociedad vivimos de una manera muy solitaria, sobre todo porque la menstruación en sí se ve como algo desagradable, inconveniente y que preferiríamos que no existiera. Al mismo tiempo, hay una creciente voluntad de que nuestras hijas, que las niñas de la próxima generación lo vivan de una manera diferente —que se sientan más preparadas y más acompañadas. El valor que asignamos a la primera menstruación está relacionado con el valor que nos asignamos como mujeres. Siempre llevamos la memoria de esta experiencia con nosotras, e influye de una manera profunda sobre nuestra autoestima y nuestra salud.

Claves para mejorar la relación con la menstruación

Al transmitir el valor y los dones del ciclo menstrual a las niñas, tenemos una gran oportunidad para reconciliarnos con la menstruación y descubrir su tesoro escondido. Quiero compartir y recomendar dos cambios que me han ayudado durante los últimos siete años a transformar profundamente mi relación con mi propia menstruación, y por tanto, con mi naturaleza femenina. El primero fue el hecho de observar y anotar las diferentes etapas de mi ciclo menstrual a través de un “diagrama lunar”. El segundo fue dejar de usar tampones y compresas desechables, sustituyéndolas por productos reutilizables.

Cuando una amiga me dio un calendario lunar y sugirió que empezara a apuntar el primer día de cada regla para ver en que fase estaba la luna, no vi qué relación podía haber. Pero me pareció algo más que una coincidencia cuando me di cuenta de que el ciclo medio de cada mujer es de 29,5 días, exactamente el mismo tiempo que tarda la luna en girar alrededor de la Tierra. La palabra menstruación viene del latín mens, “mes”, palabra a su vez derivada de la raíz indoeuropea me-, relacionada con “luna” y “mes” (en inglés moon y month) y también con “medir” (pues los ciclos de la luna fueron la primera forma de medir el tiempo). Cuando un grupo de mujeres viven y trabajan juntas, suelen menstruar al mismo momento, sea con la luna nueva (lo mas común) o con la luna llena.

Al principio, sólo era consciente de sentirme muy irritable y sensible unos días antes de la menstruación, y notaba por supuesto la regla, que era para mí una gran molestia, porque era muy dolorosa durante dos o tres días. Poco a poco empecé a ser más consciente de mi estado de ánimo, mis deseos, mis sueños, mi nivel de energía, y mi sexualidad durante todas las diferentes fases de mi ciclo menstrual, y, a la vez, de su conexión con la luna. Esto es muy tangible, por ejemplo, cuando el principio de un nuevo ciclo, después de la regla, coincide con la luna creciente: siento una energía renovadora y fresca, inspiración y claridad mental, al mismo tiempo que la luna se está renovando. Cuando me acerco a la ovulación, muchas veces me siento más sociable, sexual, abierta y creativa, muy explícitamente si la luna está llena, y de una manera mas interna si la luna está nueva. Después de la ovulación, empiezo a percibir más mi lado interno y suelo tener menos energía. Surgen los famosos malos humores de la etapa pre-menstrual, que ahora entiendo cada vez más como una oportunidad de afrontar desequilibrios en mi vida, sombras y heridas que desde mi inconsciente piden mi atención, para sanar y traspasarlas.

Ahora cuando viene la regla, siempre que es posible, creo un espacio acogedor para retirarme del mundo, para soñar, escribir, pintar o estar en silencio, reflejando la luna menguante y oscura que también se esconde del mundo. En muchas tribus cuando las mujeres menstruaban al mismo tiempo, se retiraban a un recinto especial a pasar su sangrado, mientras los hombres y las ancianas hacían sus tareas. Se le consideraba el tiempo en que una mujer se encuentra en el nivel más alto de su poder espiritual, por lo cual la actividad más apropiada era descansar y acumular sabiduría. Si creamos tal espacio, puede ser un momento muy creativo, intuitivo y transformador, en el que dejamos el ciclo pasado, limpiamos nuestro útero y nos preparamos para otro.

Sin embargo, vivimos en una sociedad altamente masculina y linear, en que la realidad laboral y individualista hace muy difícil que las mujeres descansen durante unos días al mes como sus cuerpos lo piden. Dentro de lo posible, es una oportunidad para apoyarnos entre mujeres y recibir el apoyo de nuestras familias, para que podamos retirarnos una vez al mes y seguir el ritmo de nuestros cuerpos, o por lo menos ir más despacio, y reconocerlo y honrarlo como un estado especial.

Para muchas mujeres que conozco, la experiencia de la menstruación también ha cambiado significativamente desde que no utilizan ya los tampones y compresas convencionales. Solo el hecho de tirarlos en la basura refleja el profundo desprecio de nuestra cultura hacia la sangre menstrual, que es vista como algo básicamente sucio y desagradable. Cuando me di cuenta de que estos productos contienen dioxinas y materiales sintéticos que dañan a la vez mi salud y la del planeta, vi que podía reutilizar una esponja marina especial y una copa menstrual de silicona para recoger mi sangre. El hecho de tener contacto directo con tu sangre al lavar la copa o la esponja en agua me hizo afrontar muchos prejuicios y pensamientos negativos. Pero con el simple acto de verter este líquido rojo en la tierra de las plantas, entendí que las células que mueren en mi útero y son transportadas en la sangre menstrual son un alimento para la tierra, lleno de hierro y otros nutrientes. Los mismos ciclos de la naturaleza —las estaciones, la luna, el sol— están reflejados dentro de mi propio cuerpo. Lo que muere da a luz. Ahora no es algo repugnante, sino símbolo de mi fertilidad, de mi esencia femenina, y de mi conexión con la tierra. Cuanto más la menstruación sea normal y apreciada en nuestra vida familiar, más preparadas se sentirán nuestras hijas, y también nuestros hijos, para el día que llegue la primera regla.

Celebrar la primera regla de nuestras hijas

Hoy en día hay mucha variación entre las edades de la primera menstruación de una niña —desde los ocho hasta los quince años— y su experiencia y lo que querrá hacer dependerá mucho de su edad y de su carácter. Huelga decir que lo importante es que sea tal como ella decida, y que hemos de evitar imponer inconscientemente lo que nos ha faltado a nosotras. Hay ideas en las historias del principio y en muchas otras culturas que podemos adaptar a la realidad de niñas de hoy. Se pueden poner en práctica el mismo día del primer período, durante el primer mes, o con la siguiente luna nueva. Si es posible hablarles de ello con antelación estarán más preparadas.

Algo muy sencillo y muy bonito que vemos en todas las celebraciones tribales es el simple hecho de ofrecer un regalo a la chica, o que escoja uno —por ejemplo un ramo de flores, una joya (como una piedra roja o una piedra de la luna), un pañuelo rojo, una vela roja, una caja especial, un diario, o una pulsera con la fecha inscrita… lo que le guste a ella. Que se tome su tiempo para hacer cualquier cosa que le ayude a sentirse feliz con su cuerpo cambiante, por ejemplo un baño especial con pétalos, velas y aceites esenciales, un masaje o un nuevo maquillaje. También puede señalar este cambio con un nuevo corte de pelo o ropa nueva. Podría ser el momento de ponerse al día con su habitación y con sus pertenencias, por ejemplo guardando o regalando sus libros de infancia, decorando su habitación de otra manera, o desprendiéndose de cosas que ya no utiliza. Si ha tenido un mote de niña, podría cambiarlo ahora. En Zimbabwe las niñas escogen un nombre nuevo a partir de su primera menstruación.

Vemos en muchas culturas la importancia de contar con una mujer con experiencia que acompañe y enseñe a la niña durante esta transición. Normalmente no es la madre, sino alguien con quien las dos tenéis buena relación y en quien ambas confiáis. Aunque los padres pueden también desempeñar ese papel, ella puede explicarle los diferentes elementos del ciclo menstrual, de la salud sexual, la contracepción, el embarazo, las relaciones y sus derechos como mujer, por ejemplo. Con eso empezamos a recuperar el papel de la ‘mujer sabia’ que iniciaba las niñas en los misterios femeninos.

En diversos ritos vemos que las niñas pasan un tiempo solas, en la naturaleza. Esto podría adaptarse por ejemplo a una tienda de campaña en el jardín, en casa de su madrina, o simplemente tomando un baño especial. En muchas culturas los sueños de la joven durante su primera menstruación son muy importantes —si los recuerda los puede apuntar en su diario. Puede empezar desde el principio a expresar su creatividad durante la menstruación, por ejemplo, haciendo con barro una figurita femenina como una sirena o una diosa y decorándola con caracolas o piedras. O se podría organizar con ella una excursión hacia un lugar especial como una cueva o un dolmen. O plantar un árbol, por ejemplo uno que de fruta roja, y verter su primera sangre junto a él, o enterrarla en una tela, como hacen en la tribu Luvale en Zambia.

Si ella quiere celebrarlo con más gente, se puede organizar una “fiesta roja”, en que todas las decoraciones, la comida, las bebidas, y la ropa que lleve la gente sean rojas! Esto se hace en Japón. Por ultimo, si quiere, podéis crear una ceremonia que tradicionalmente se celebra con la luna nueva después de la primera regla. Normalmente solo asisten mujeres, y los hombres de la familia colaboran en la preparación, o solo en una parte de la ceremonia (también es importante reconocer la transición que representa este momento para los padres). Una posibilidad es que cada niña o mujer que venga traiga una cuenta roja con un deseo, para hacer con ellas un collar o una pulsera especial que le recuerde este día. Las mujeres que ya menstrúan pueden también compartir con ella algo de su propia experiencia que le sirva como mujer. Es un momento para despedirse simbólicamente de su infancia y para sentirse bienvenida en esta nueva fase de su vida. ¡Las posibilidades son ilimitadas…! A pesar de los prejuicios persistentes de nuestra sociedad que tendrá que afrontar, haremos que se sienta lo más apreciada y respetada posible en este momento único y especial de su vida.

5 comentarios:

  1. ¡¡¡Precioso!!! Me he encantado este post, sobre todo porque me ha hecho recordar la vivencia de mi primera regla. Yo creo que todas recordamos ese momento y, en cambio, las reacciones no están a la altura de las expectativas. A mi mi madre me dijo "pues te ha tocado el gordo", porque era el día de la lotería de navidad... Y en ese momento no sabía si quería decir algo bueno o algo malo :(

    Recuerdo que lo comentó a la familia con "cierta" alegría, pero yo no sabía a qué venía tanta "excitación" cuando a mí no me habían contado nada... En fin...

    Me encantan esas ideas para celebrar la menarquía. Un baño perfumado y me encanta lo de la mujer sabia que cuenta las cosas y la fiesta de las cuentas rojas.

    Muchas gracias por acercarnos estas reflexiones tan interesantes y ayudarnos así a reconciliarnos con nuestro propio cuerpo y a guiar a nuestras hijas por este camino de una manera más natural y saludable. :D

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  2. Si guapa, es un gusto aprender tanto. Yo recuerdo a mi madre como con cara de pena...

    La Northrup también te dice que unos pendientes nuevos (o hacerle los agujeros! Catu no lleva!), un ramo de flores, una cena especial son adecuados para este gran momento!.

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  3. Genial! cuánto puede cambiar con un "inicio" así, con la celebración y el homenaje por ser mujer!
    gracias por compartirlo! Falta aún varios años pero estará en mi mente con Kyara!
    besos enormes

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  4. Hola guapa. Qué linda entrada esta.

    Tienes un premio en mi blog

    Besos

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  5. Gracias linda, cómo estáis tú y el Gaeliño? Y Adrián? Bicos

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